Para Ricard Casabayó, el arte se expresa en la armonía entre formas y materiales. Su obra explora el diálogo entre piedra y madera, evocando técnicas de construcción rural, aquellas que, sin la intervención de mortero, amontonan las piezas con una precisión casi ritual. Sin embargo, en su caso, las piezas no buscan la solidez de lo monumental, sino que avanzan hacia lo ligero, lo abstracto, lo esencial.

En sus composiciones más recientes de piedra y madera, Casabayó evoca estructuras primitivas, pero desde una perspectiva moderna y depurada. Sus esculturas parecen ser máquinas de equilibrio, que condensan el rigor geométrico de la arquitectura industrial con la calidez orgánica de la naturaleza.
Son objetos suspendidos en el tiempo, que sugieren una ingeniería sin complejidad, donde la geometría minimalista se entrelaza con la tradición más ancestral.

El espacio entre las piezas, vacío y lleno a la vez, es tan significativo como los propios elementos que lo componen, creando una tensión visual que transita entre lo antiguo y lo contemporáneo. Casabayó no busca únicamente la yuxtaposición de elementos; cada pieza es una invitación al observador para explorar las capas de significado que se ocultan en la interacción de la madera, la piedra y el vacío.