
Buscando entre las cenizas un hito que indique el camino o su final
Como habitante fronterizo, el artista colombiano Sebastián Ruiz compara diferentes realidades, las observa y analiza. Sin embargo, reconoce que al mismo tiempo es un extraño tanto en su tierra como en la otra. Por ello, las obras desarrolladas durante estos años y su proceso de investigación se enmarcan en una línea espacio-temporal que marca el ritmo fronterizo: dinámico, caótico, violento. Se producen desde narraciones de un estar y no estar, de ver y no ver.
Su trabajo con carboncillo, material de ceniza, se construye en capas superpuestas, una tras otra, como si cada una fuese una piel que se asienta sobre la anterior. No se trata de un gesto meramente formal, sino de una invocación, una evocación. A partir de la desaparición de cuerpos, el carbón deviene símbolo: memoria quemada, rastro que quedó, un alma que ya no es, pero que al trazar otras huellas genera otros cuerpos, marca y crea. Dibujar con carbón es, entonces, escribir desde la desaparición; es hacer visible lo que el fuego quiso borrar. Es, en definitiva, un ejercicio de memoria.
En esta exposición, el carboncillo se convierte además en un lenguaje íntimo. Cada cuadro se erige como un Hito: un punto de memoria y emoción, un lugar donde el artista descarga las fracturas de un tiempo marcado por pérdidas y rupturas. Entre las capas de carbón se ocultan frases apenas visibles, huellas de aquello que se quiebra y persiste al mismo tiempo, aunque en algunas aparece un atisbo de esperanza.
Así, cada obra funciona como un marcador en el mapa de lo vivido, mientras que las esculturas, casi totémicas, acompañan estos hitos, amplificando su resonancia y sosteniendo su peso simbólico.
Proceso artístico de Sebastián Ruiz
“Todo se desvanece”, carboncillo sobre lienzo